Lapis Especularis
Durante los siglos XIV, XV y principios del XVI, las casas-torre representaron el símbolo del dominio político y social en Bizkaia. En concreto en la Mancomunidad de municipios de las Encartaciones, Enkarterri, existieron 55 casas-torre, lo que significa un tercio de las existentes en Bizkaia. Este tipo de casas fortificadas tiene su origen en un momento de luchas por el poder, tanto desde el punto de vista político como económico y religioso, entre distintas familias.
La casa-torre era la vivienda del Pariente Mayor, a quien no existía la obligación de tributar, y a quien se allegaban varios vecinos unidos por lazos de parentesco (lazos de sangre). Normalmente, la torre es el solar del que derivan todos ellos, origen del clan y al que todos se reconocen ligados. El dueño de la torre es el "mayor", aquel en quien el solar ha recaído en herencia generación tras generación, en forma de mayorazgo. También recae en él la obligación de proteger a los partidarios -allegados- que le reconocen como tal Pariente Mayor. Al lado de la torre se levantaba una casa llana principal y otras secundarias. La principal era la residencia del heredero del solar, desde que éste contraía matrimonio hasta que pasaba a ocupar la torre a la muerte de sus padres. Las casas secundarias eran habitadas por allegados o criados. El conjunto de éstos edificios, a los que solía añadirse la ferrería o el molino, se denominan jauregia, lugar o casa del señor.
Fue un edificio netamente militar, situado en lugares estratégicos como altozanos, cruces de caminos, proximidades e interior de las villas, para la defensa de las tierras, ferrerías y molinos, que representaban los medios de producción y de rentas con que contaba su señor. De planta cuadrangular estaban compuestas por la planta baja, en la que se encontraban las caballerizas, cuadras, armería, etc. La primera planta, destinada a dormitorios y habitaciones; desde ella se accedía a las superiores. La segunda planta, donde hacía vida el señor y su familia y donde se encontraba también la sala de reuniones. La última planta está constituida por almenas y matacanes. A finales del siglo S.XV la mayoría de torres bizkainas abrieron en sus muros aspilleras destinadas al uso de armas de fuego que aún hoy se conservan.
Aspillera: Ventana alargada verticalmente y con derrame al interior, practicada en algunos muros o murallas defensivas, para permitir disparar flechas con arcos o bien con ballestas (también llamada arquera, saetera, lancera, tronera o ballestera). El motivo que hizo surgir las aspilleras fue la pretensión de eliminar los ángulos muertos en las fortificaciones. Para facilitar este fin, la delgada ranura se ensancha hacia el interior, de modo que se facilita su finalidad y a la vez protege al arquero o ballestero mientras que éste lanza los proyectiles.
Esta palabra procede del neutro plural latino specularia, que designaba a las lamas de piedra especular (yeso selenítico transparente o traslúcido) con que cubrían las ventanas. Este nombre hace referencia a la posibilidad de observar a través de ellas, formado a partir de specula (lugar de observación) y es el neutro plural del adjetivo specularis.
Specularis: transparente, que permite observar, perteneciente o relativo a un espejo.